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para la negra de liniers

un descubrimiento de esos maravilloso fue Liniers, hace algún tiempo lo vengo leyendo, pero, descubrí que él dijo exactamente lo que yo quería decir.

les dejo con una maravilla

mercedes sosa liniers

 

 

fuente: autoliniers

Cuentos de otros (5)

Eres una Bestia, Viskovitz – Alessandro Boffa

Cómo era papá? –le pregunté a mi madre.

–Crujiente, un poco salado, rico en fibra.

–Quiero decir antes de comértelo.

–Era un mequetrefe inseguro, angustiado, neurótico, un poco como todos vosotros, los machitos, Visko.

Me sentía más cercano que nunca a aquel genitor al que no había llegado a conocer, que se había descompuesto en el estómago de mamá mientras yo era concebido. De quien no había recibido calor, sino calorías. Gracias, papá, pensé. Sé lo que significa, para una mantis macho, sacrificarse por la familia.

Me detuve un instante, en grave recogimiento, ante su tumba, es decir, ante mi madre, y entoné un miserere.

Al poco rato, como pensar en la muerte nunca dejaba de provocarme una erección, consideré llegado el momento de reunirme con Ljuba, el insecto al que amaba. La había conocido más o menos un mes antes, en el matrimonio de mi hermana, que por otra parte era también el funeral de mi cuñado, y había quedado prisionero de su cruel belleza. No habíamos dejado de vernos desde entonces. ¿Cómo había sido posible? Dios me había bendecido con el don más apreciado por nosotros, los mantis: la eyaculación precoz, condición indispensable de cualquier historia de amor que aspire a no ser efímera. La primera semana había perdido sólo un par de patas, las raptatorias, la segunda el prototórax con sus anexos para el vuelo, la tercera…

–¡No lo hagas, Visko, por amor de Dios! –empezaron a gritarme mis amigos Zucotic, Petrovic y López, encaramados en las ramas más altas.

Para ellos la hembra era el demonio, la misoginia una misión. Desde la metamorfosis sufrían algún tipo de desviación o disfunción sexual, habían adoptado los votos del sacerdocio y se pasaban todo el santo día mascando pétalos y recitando salmos. Eran muy religiosos.

Pero no había oración que pudiese detenerme, no ahora, que oía el gélido suspiro de mi amada, el sombrío rumor de sus membranas, su fúnebre y burlona sonrisa. Me moví frenéticamente en dirección a aquellos sonidos, con la única pata que me quedaba, apoyándome en mi erección, esforzándome por llegar a visualizar la gloria de sus formas, ahora que no podía verlas porque ya no tenía ocelos, ahora que no podía olerías porque ya no tenía antenas, ahora que no podía besarlas porque ya no tenía palpos.

Por ella había perdido ya la cabeza.

la negra sosa

dicen los agoreros de los periódicos que la negra está enferma, dicen que está en la clínica hace algunos dicen y que está malita.
dicen, dicen…
yo solo puedo decir que una vez en que pensé que la vida no tenía sentido y esas cosas que uno piensa algunas veces, esta canción, en la voz de la negra me rescató. la escuché y repetí mil y una vez…como las noches…
«creo que a pesar de tanta melancolía, tanta pena y tana herida, solo se trata de vivir…»
cuando se presentó en kito, en el coliseo, por esos azares del destino me invitaron a la zona de gente importante, sin serlo en absoluto. y no pude quedarme a escuchar esta canción, se me vinieron las lágrimas a los ojos y no pararon. tuve que salir y escucharla desde el baño, solitico de soledades…y pude sentir el renacer.
solo se trata de vivir…
quisiera prender las velas necesarias, las almas necesarias para acompañar a la negra sosa desde este huequito de kito…

el mundo gira …

encontré este vide en www.fogonazos.blogspot.com, y sentí la necesidad de compartirlo con ustedes. según la sugerencia, mírenlo, cierren los ojos y sientan cómo el mundo gira con nosostros y a pesar de nosotros…

una feliz semana

Timescapes Timelapse: Mountain Light from Tom @ Timescapes on Vimeo.

Cuentos de otros

Sententia Nominum – (Enrique Anderson Imbert)
Verano de 1116. Casa del canónigo Fulbert, en París.
Pierre Abélard ve acercarse a Héloïse. Va a abrazarla pero ella lo detiene diciéndole:
—No te equivoques. Sólo soy la imagen que llevas en tu corazón.
Abélard replica:
—Según eso, yo seré la imagen que Héloïse lleva de mí en su corazón. Da lo mismo, pues.
Y las imágenes se tendieron sobre la alfombra y se juntaron.

preocupado

semana extraña.
concierto en cuba, demasiada gente en esa hermosa plaza de la revolución para que nada pase. creo que las cosas no pueden seguir igual después de eso. no sé cómo pero siento que algo va a seguir pasando.
por otro lado, el corazón sigue colgado de honduras. un presidente electo refugiado en una embajada y la ceguera del poder en armas sin escuchar a nadie más en el mundo. evocar la sensatez no basta. dejo en este espacio personal, una suerte de vigilia, los ojos puestos en tegucigalpa y una verde y chiquita esperanza…

http://resistenciamorazan.blogspot.com/

lluvia, a veces

cuando era guagua la entrada a clases coincidía siempre o casi con la lluvia. el encauchado como se llamaba esa funda con manitos y capucha amarilla nos acompañaba a los primeros días. era como si el cielo se hubiera dado cuenta de lo terrible que era cambiar la rutina y entrar a clases.

este año acaba de caer la primera lluvia en mucho tiempo.

los bosques ojalá no se incendien más.

ojalá a los niños no les pongan esos encauchados amarillos, y ojalá no nos enfermemos con ninguna clase de gripe.

desde el décimo piso de la oficina, kito se ve distinto, humedecido a los tiempos, con frío que provoca la taza caliente de café.

se ve poca gente caminando, la noche cayó sobre la ciudad humedecida -como si se tratase de llanto-. y solo dan ganas de salir corriendo. el destino no importa, como para el viejo ulises, lo que realmente nos llama, es el camino…

primer día de clases

recuerdo los olores de mi primer día de primer grado.
lonchera nueva.
escuela nueva.
todo era nuevo.
me cuentan los mayores que solo lloré un ratito y que luego ya me puse serio, serísimo a hacer chistes (como siempre que me pongo triste).
recuerdo a los compañeros, llorando, lanzando sillas encima de la cabeza y recuerdo a los profes.
recuerdo mi primer día de universidad, pupitres chiquitos y verdes, compañeros de todo el país viajando miles de horas a vivir en cuartos diminutos y cervezas.
recuerdo mi primer día de profesor.
himno nacional.
silencio.
adustez.
todos de terno, excepto el nuevo (yo), que no me puse terno, porque no me gusta y porque no tengo.
recuerdo mi saco de lana largo y gris, mi pelo largo y la cara de no entender muy bien qué pasaba.
mis primeros alumnos de sexto acaban de cumplir su fiesta rosada, quince años de graduados, y yo, fiesta rosada de profesor, con el mismo pelo largo, los lentes son un poco más cuadrados que entonces, la pasión por enseñar y leer espero que siga siendo la misma, y las ganas de compartir saberes, palabras, secretos y silencios.
ayer empecé clases de nuevo, el mismo brillo en los ojos de los estudiantes nuevos, el mismo sorprenderse de la magia de la literatura y la misma esperanza que este país tendrá en sus jóvenes siempre una esperanza.
(este post va dedicado al pancho, fue mi alumno, luego pasó a ser mi amigo, y desde que se adelantó a guardar espacio entre los escritores muertos es siempre un hermano presente más allá de la muerte, hace quince años lo conocí…)

desde twitter (3)

Desde twitter

Cuentos de otros (3) La confesión de Manuel Peyrou

En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D’Orville mató por la espalda al odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa, pues su mujer lo engañaba con el Conde. Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a su mujer, en la celda.
-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D’Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?
-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.