microcuento

al abrir el cajón viejo de las cartas con naftalina, descubro la sonrisa de las polillas. no se comieron una sola, pero las han disfrutado casi hasta el dolor. todas tus palabras, las mías, las travesuras, las casas secretas, las citas clandestinas, las promesas…pobres, flacas y llorosas frente a la belleza de la palabra. si supieran la verdad…
esa tarde el basurero recibió un sobre lleno de cartas, el exterminador se rió, eran las polillas más flacas del mundo…

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