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nuevos vientos

otra ventana

arboles que entran sin prisa

viento que despeina

niños que corren por aulas todavía vacías

silencios

nuevos comienzos

volver al aula como ejercicio de volver a vivir

volver a respirar el aire del recreo

y las sonrisas

empezar de nuevo siempre empezar de nuevo

Poema de julio

mirar el tiempo del barrio

caseras del mercado

los

buses corriendo en las mañanas

 

las hojas en blanco de cuadernos nuevos

libros pospuestos

 

silencios

 

a veces

solo a veces

las ganas de correr

de hacer cosas al mismo tiempo

de atropellarme dentro del tiempo

 

otras

solo de mirar

la vida a veces debe ser mirada

en silencio

y ver pasar el tiempo

reconstruyéndonos

seguro de haber apostado la vida a lo correcto

 

seguro y en silencio

 

 

 

ventanas

la ventana del cuarto deja pasar apenas la luz del sol

la luz de la montaña lejana

la luz de los edificios que se van encendiendo

la luz de los carros que van y vuelven…

dentro

las letras se amontonan

se rebelan

se niegan

la poesía sigue silenciosa

buscando un gato en los rincones

la poesía sigue

Etapas (2)

despertar

a la ducha

desayunar

correr

día tras día

sin tiempo de pausa de hace tanto tiempo sin pausa

correr

no marcar el reloj

mirar la ciudad

las ciudades

y seguir

A veces viene bien una pausa

a

veces viene bien

 

 

 

etapas

caminar

caerse

atreverse a mirar desde el filo del balcón más alto

contener la respiración

no saltar

atreverse

caminar

y así todos los días

ir mirando el mundo de ventana en ventana

luego mirarlo de frente

mirarlo en los ojos de los niños

en las sonrisas

en los problemas

en los milagros que suceden sin que nos demos cuenta

y sin que ellos se fijen en nosotros

comprender que la vida sigue más allá de nosotros

humanos pequeños

motas de polvo cósmico

silencios

y

abismos

Neuritis

dolor de espalda que inmoviliza

no deja respirar

levantarse de la cama es una ejercicio de funámbulo

respirar se hace difícil

es esa huelga de los nervios del cuerpo

que se levantan todos al unísono

y te dejan con los movimientos reducidos

dolor

de muelas en todo el cuerpo

el corazón late

y eso es esperanza

mañana todo estará en paz

 

Ismael Olabarrieta, en memoria

hace algunos años, yo tenía como oficina una mesa del café libro, llegaba todas las tardes saliendo del colegio (en el que trabajaba), ahí tomaba un chocolate con queso y quizás unos cuantos vasos de agua y compartía mesa con Elfer (un compa peruano que vivía de vender libros piratas a las afueras de los colegios), cuando eran libros nacionales, con autorización de los autores, Un día nos dijo que él nunca se había enfermado, pero que sabía que el día que se enferme, iba a ser fatal. A la semana, mientras recorría vendiendo libros en Manabí, tuvo un dolor en el pecho, fue al hospital y trataron de traerlo a Quito. No llegó. Su premonición fue cierta.

los otros dos que compartíamos mesa, éramos Ismael Olabarrieta y yo. curiosamente yo tenía menos de 30 años, de hecho creo que mucho menos que eso, y mis dos compañeros de mesa cotidiana y tertulia por lo menos me doblaban la edad. Ismael era un pintor maravilloso, su obra se puede encontrar dispersa por toda la ciudad. no voy a poner aquí sus cuadros, porque solo quiero contarles un poquito de mi relación, tan intensa, corta y lejana.

Llegó un día con un sobra, nos pidió un cigarrillo, y empezó a fumar como si se le fuera la vida en ello. había prometido, a sí mismo, al destino, a la patria, que si volvía a tener contacto con una hija de la que no tenía razón, iba a dejar de fumar. esa carta era de su hija. no sé cuánto tiempo le duró el esfuerzo…

otro día, los amigos inauguraban un bar llamado el escribidor. coincidimos con ismael en la puerta, y me dijo, no puede ser un bar sin un bonito letrero, me pidió la pintura en spray, que siempre cargaba en la cajuela del carro, y en diez minutos hizo un maravilloso mural, digno del bar y digno de su genio.

Ismael nunca acumuló nada en la vida

solo su arte

su porte quijotesco

su andar con sonrisas

su cigarrillo

hoy me dicen las redes sociales que ha muerto.

queda grabado en mi memoria, ese recuerdo, esas palabras compartidas hace casi dos décadas, y la certeza de que su paso por el mundo y por el arte no fue en vano…

 

pueblo

nos llenamos la boca de tu nombre

pensamos que hacemos las cosas lo mejor posible

soñamos

te invocamos

y a veces

entre tanto pueblo que queremos ser

nos olvidamos que el pueblo colectivo

solo es la suma de seres únicos, individuales, concretos

con silencios

amores

necesidades que a veces uno mismo no sabe que tiene

y que se diluyen en ese pueblo que se pierde en la anécdota

y la historia

no se debe trabajar para el pueblo

se debe hacerlo para cada uno de quienes lo conforman al final del día

para cada soñador

insomne

enojado

feliz

para cada persona solita, individual, con ganas de aprender y con ganas de que la miremos a los ojos

ese es el secreto

ojalá lo recordemos todos los días

45

el tiempo se acomoda detrás de las orejas
entre las canas
entre los latidos desacompasados del corazón

el tiempo mira para atrás y se ríe
y llora un poquito
y se vuelve a reir

el tiempo
se prende fuego como ritual de purificación
y se vuela
se vea lejos
más allá de las montañas
y nos mira

niños corriendo detrás de una pelota de fútbol artesanal
reconstruida sobre una pelota vieja
de cuero cuero

el tiempo nos mira
leyendo textos políticos desde los 12 años,
que todavía no logro descifrar del todo, pero a esa edad
El Capital no tenía secretos

el tiempo
llegamos a los 18
bachilleres
enamorados de todas las mujeres que jamás nos harían caso
prospectos de periodistas

pasar en la universidad 12 horas diarias
escribir poemas en las paredes
estudiar de vez en cuando
querer cambiar el mundo

el tiempo nos mira entrar al aula de clases
sin terno
pelo largo
barba larga
cambiando los rostros de tus primeros alumnos para siempre

el tiempo
nos mira dar clases por más de veinte años
locutar en nuestro propio programa de radio
empezar a trabajar para el estado.

el tiempo nos mira sentados en una oficina
grande
con mirada sobre una ciudad grande
tomando decisiones todos los días

el tiempo mira como late el corazón y cómo hemos ido venciendo a la muerte tantas veces

el tiempo sonríe
solo él lo sabe.
pero sonríe…

el tiempo nos mira.

Decir, hacer (Octavio Paz)

Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.