presentación del libro «crueldad de la memoria» (de edgar allan garcía)

crueldad

acto de lo cruel

cruel

que se deleita en hacer sufrir o se complace en los padecimientos ajenos

14 de febrero, comercial día del amor comercial.

crueldad del corazón que llama dios al azar que teje y desteje el artificio.

llamada de la palabra sagrada

alimento sagrada de bosques

la palabra del edgar que vuelve a aparecer, incómoda, dolorosa, doliente y esperanzada

recuerdo la primera vez que el édgar nos leyó “sobre los ijares de rocinante”,

todos éramos casi unos niños (o unos niños mismo)

en un taller literario en el colegio integral

sentados en el patios

édgar sacó de su bolso maleta talega

unas hojas mecanografiadas con ese texto dedicado a su padre

“un día de cuyo nombre no quiero acordarme

fue declarado muerto por los médicos que nada saben de esas cosas.

y bajó al útero de su tierra

sobre los ijares de rocinante”

terminó de leerlo

el silencio

todo el silencio

y lo vimos llorar

lagrimitas coquetas que se escabullieron de sus ojos hasta nuestra alma

fuimos aprendiendo que para eso

nos sirve la poesía.

y también nos sirve para bailar  tregua y catala como los famas

pero más rápido (título acertadísimo de un poema acertadísimo

de un amor desacertado del edgar, como todos los amores)

en los ijares de rocinante

escavamos una poética prehistórica

arrebolada de colores ocres

clases de sociología, rumiñahui y atisbos de ayahuasca

“ella nos ha salido patidifusa

opuesta a la definición de mujer terrestre”

después

pasa el tiempo si es que pasa

si es que es el tiempo

y si por último si pasa y es el tiempo, si nos importara

llega marcahuasi

abandonado a la inclemencia

de sus espíritus guardianes

y nace otro libro

cannabis

a través del cual la voz poética

“pecador me confieso

que he pecado impecablemente

y que ahora y en la hora del deseo

no pueden mis ojos ser más sinceros

no puede mi cuerpo estar más luminoso”

este libro nos trae un viaje desde lo hondo de la selva

las experiencias chamánicas inevitables

la llegada de un sabbat adorador

y el silencio de li tai po

muriendo

como única posibilidad de abrazar la luna para siempre

“pero caramba señores

¿acaso no saben cómo son los poetas?”

y por supuesto nietzsche, proust, lennon nos halan de las barbas

para conmovernos y despertarnos

en un gigante texto declaración de principios

y de finales

que siempre son más complicados que los principios

“yo hurgo tú hurgas nosotros hurgamos

en la sombra en el pecho

en la muerte

y no hay nada sino este oscuro

abrazo este anzuelo desnudo

que gruta te amo dragona

hoja de hierba

cántara rota”

el poeta sigue hurgando

dentro de los hábitos distintos de monje de la palabra

pero cambia de hábitos y de hábitos y el silencio

que nos deja llenos de poesía es el mismo

“dime

odiado siamés

hueso de mis huesos

¿no sería mejor nacer hacia atrás,

salir para adentro, subir para abajo,

o caer hacia arriba?”

las preguntas responden

en esa suerte de juegos de sentidos que es el lenguaje

que es la poesía cuando se convierte en puerta para entrar y no para salir

en ventana para mirarse y no para mirar

en espejo que no nos refleja sino que nos presiente

matutinos habitantes de una noche deshabitada.

y por fin

llegamos despacito

en trolebús de la poesía a la crueldad de la memoria

al dolor de lo que se revive eternamente

sísifos silencios cargando nuestras tumbas a todas partes

llenas de sonrisas y de muertes (que al cabo y al fin son siempre una y ninguna)

llenas de vacíos y de agujeros en el saco elegante

el que usa el poeta para escribir y desescribir

 

el tiempo es el curioso aliado del poeta alado

todos los años vividos no alcanzan para decantar el sonido

y el sabor de las uvas luminosas

que nos dan silenciosos vinos de tormenta

de colores

de palabras enamoradas que se bailan sin que nadie lo note

partiendo del sencillo acto de amagar a la muerte

enamorarla sin que lo note y dormir un amanecer más

“lo que un día, sin piel llamé felicidad,

regresó frágil como la luz de la tarde

a punto de ser manchada por una polilla negra.

la recorrí en puntillas, sin atreverme

a abrir los párpados, deslumbrado

por la súbita ternura de la espina”

esa es la poesía para edgar allan

esa mezcla curiosa e indescifrable de lo rosa y lo espina

de lo muerte y lo vida

de la posibilidad de la luz

y la certeza de la luz

“crueldad de la memoria”

navega entre ríos inhóspitos

extraviados

y también lleno de dolor

unas lágrimas pueden escaparse con su lectura

que el presentador recomienda se haga

con cucharaditas pequeñas

si es posible con piojito en la cabeza

y no más de tres o cuatro poemas cada ocho horas

siempre se corre el riesgo de una sobredosis

que nos puede llevar a creer que siempre

la crueldad será el lugar preferido de vida para la memoria

y también viceversa

viceverso

corazón

“tantas veces quisiste domarlo

sujetarlo cruel contra las pilastras

dela razón o de la conveniencia.

no gritar, no morder, no cantar”

pero edgar lo sabe

ustedes esta mañana extraña de sábado para hablar de poesía

cuando la gente todavía piensa que al amor lo puede cantar arjona

o cualquiera,

es el corazón

insisto el de edgar o el de ustedes el que

“revisa los papeles

que abandonas tras el caos y rescata,

uno a uno, los fragmentos de la piel

que aún tiritan en la madrugada”

sabiendo que la madrugada para el poeta

es cualquier hora del día

en que se necesite que lo sea,

porque caminando de la mano de sí mismo

el poeta descubre en el patio

“Porque nadie la quiso y tuvo que inventarse

su propia melancolía, porque entre una humillación

y otra, terminó por creer en callejones sin salida.”

en callejones como en el que van a caer

distraídos por la poesía

por la crueldad

y siempre

mierda

por la memoria

muchas gracias…

 

 14 de febrero de 2009

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Un comentario »

 
  • cc dice:

    crueldad de sol
    a media ventana
    y de miradas de niños
    en la televisión
    para siempre,
    crueldad de medio sol
    huérfano de ti
    que no eres tú y nunca fuiste,
    crueldad de crecer
    a las buenas o al florón, ´
    pero dejar de correr
    en sabueso
    y quedarse quieto
    quieta
    mientras pasa

 

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